Para mayor facilidad

29 noviembre 2012

-496-


Un día cualquiera, que salgamos solos, tú y yo.

Subes al coche. Y te miro a través de la ventana. Y mientras haces una mueca porque se te ha enganchado la chaqueta en una puerta, alcanzas a ver que te observo desde dentro, con una sonrisa imbécil, pero honesta, de no creerse que ese que le observa, que eres tú, esté con ella. Y tú también sonríes, también honesto.

Y ese día cualquiera, salimos cantando a gritos mientras conduces y te miro de reojo. Entonces te giras, y yo, que no se guardar cartas bajo la manga contigo, te digo todo lo que estoy pensando en silencio. Sabes leerme, y por suerte, siempre lees en el orden correcto.

Y comienza una tormenta. Y tú y yo, que somos idiotas, lo encontramos hermoso.

Y no sé si es el día. No sé si es el día, realmente. Pero es que además vienes tú. Es el día y eres tú. Hay algo oculto tras cada nube y tras cada granizo que estalla en el parabrisas. Es el día. Y además estás tú.

Y El jersey negro que me regalaste me abriga mientras la lluvia golpea. Y yo hago un dibujo tonto en la ventana empañada.

Pero además vienes tú. No me harías falta, el mundo estaría bien, seguramente todo funcionaría también. Diferente, pero funcionaría. Cada exhalación haciendo vapor,  cada vista del cielo y sus nubes que lo envuelven todo, seguiría siendo bonito, seguiría siendo algo especial. Pero es que, además, vienes tú. Además te lo puedo decir, y puedes sonreír o mirarme con esos ojos que no saben ser severos aunque quieran.

Hay días que no puedo odiar al mundo, que está bien haber estado aquí. Sólo por el instante. Quisiera siempre ese instante. Quisiera siempre detener todo, acallar y alargar la tarde, el minuto preciso. Un poco más. Que dure un poco más. ¿Por qué tiene que acabarse? ¿Por qué debe romperse ese momento en que te miro de reojo y me descubres? Mañana. Que sea mañana. Que se lleven todo mañana. Hoy necesito un poco de eternidad.

-“Me gusta la lluvia” me dices. Y yo pienso que a mí me gusta que te guste la lluvia. Sabes prestarme tus ojos y darme esas pequeñeces a través de ellos. Yo las atesoro. Me aferro a ellas.

He visto el mundo contigo y he visto esos matices que no conocía. Has creado un nuevo concepto de belleza para mí. No es la belleza del mundo tal cual. No es la belleza como valor histórico. Es una nueva belleza que me regalaste. Tifones y brisa. El vacío y la plenitud de dos. La lírica de tu voz. El olor de tu piel. Tus texturas muy de cerca. Hay tanto en ti indescifrable…  Me he enamorado de ti hasta mañana, ya que mañana descubriré algo nuevo, y entonces me enamoraré de tu nuevo yo.

Cada mañana, o cada tarde, o cada noche, me cambias el mundo. Hoy me has enseñado que gira a nuestro antojo y mañana seguramente traigas contigo la certeza de ser diminuto en un universo gigante. Y no importa, porque todo está bien desde tus ojos. Seré pequeña, pero tengo un mini océano que está bien para ti. Continentes donde decidiste hacer tu morada pintada con las cenizas de antiguos templos venidos abajo. Me haces habitable.

No hay comentarios: