
Acuosa y diluida.
Tenía una vida cuyo pincel soñó con grandes cosas
y solo supo plasmar las pequeñas, las inservibles.
Aquellos grises objetos que, una vez que aparecieron,
se multiplicaron hasta que todo se redujo a eso.
Hasta que no hubo nada más.
Perdió las referencias de lo que hubiera sido mejor.
Aprendió a funcionar con el irremediablemente “es así".
Acuarela de colores apagados que buscaba una luz, que sabía que existe,
pero no dónde coño se había metido.
3 comentarios:
Tiene una vida de acuarela; sólo debe de dejar de buscar... Así está bien, nada hubiese sido "mejor" porque no fue, y lo que no fue ya no puede ser y nunca podría haber sido.
Bueno, cabe preguntarse algunas cosas. Por ejemplo, dónde está lo que buscamos, en el supuesto caso de que sea identificable. También por què lo buscamos. Incluso si merece la pena buscar.
Lo importante es estar donde pueda uno encontrarse con algo. Aunque sea un leñazo. Algo es algo. Y a veces hay suerte, oiga.
Sigo disfrutando de tus letras, niña. Siempre que tengo un ordenador, entendámonos... ;)))
Besucos!
¿Y después de todo no es éso madurar?
Pintar nuestra personal acuarela añadiendo luz a los oscuros y grises y tratando de que la sonrisa nunca se borre.
¿Por qué quien sabe lo que hubiera sido mejor?
Abrazos.
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