
Total que me presento en recepción y solicito a alguien para que me muestre las instalaciones, me indique normas y reglas de uso, tipo de clases que imparten, etc.
Al finalizar el recorrido por ese centro de tortura, me comentan que si lo deseo dispongo del servicio de un “Personal trainer” (muy americana la cosa…), y que puedo solicitar una entrevista personalizada que incluye una hora de demo gratuita.
-¿Puede ser ahora?, pregunto (cualquier cosa para retrasar el momento de comenzar a utilizar esas máquinas que se me antojan diabólicas).
Después de una pequeña espera, aparece ante mí el típico tío cachas salido de cualquier revista, con un ligero acento extranjero. Su nombre: Romeo (muy apropiado…)
La misión del tal Romeo es no separarse de ti ni un segundo, marcándote los ejercicios que debes realizar y animándote psicológicamente (una mezcla de Rambo y Paulo Coelho), todo por el módico precio de 35€/hora.
A los 10 minutos de la entretenida charla, ya tenía más que decidido que podía prescindir de un Romeo en mi vida (porque acepto que me diga que debo bajar mi incipiente barriguita, pero no que lo haga mientras me la manosea como si estuviese amasando pan).
“- Debo saber todo sobre ti”, me explica,”Así el entrenamiento irá perfectamente orientado”. -“¿De cuántos años dispones?” pregunto.
-“Empecemos con el desayuno”, continúa,” ¿Qué desayunas?”
- Pues café con sacarina……
En ese momento me interrumpe mirándome como si yo fuese una niña que acababa de cometer una tremenda travesura.
- Hmmm, no estoy conforme con la sacarina. Es una forma de engañar al cerebro y este se vuelve loco….
En ese momento le interrumpo yo con una carcajada estridente salida desde lo más profundo de mi persona. Y mientras me miraba con un gesto algo sorprendido esperando a que dejase de reírme a mandíbula batiente, le contesto:
-“Querido Romeo… (Muy “shakesperiana” la frase), mi cerebro hace muchos años que está ligeramente trastornado, dudo que un poco de sacarina pueda afectarlo más de lo que está”
1 comentario:
No te cebes con el pobre Romeo, piensa que seguramente, su cerebro sí sea de los que se vuelven locos por culpa de una sacarina.
Ánimo y a levantar pesas, que dicen que es sano...
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