Me ha vendido el piso un hombre un tanto peculiar.
Sin haber escriturado, me ha dado ya las llaves para que vaya haciendo “cositas”. Las únicas cositas que se me ocurren hacer allí y ahora, serían en la gran bañera que tiene (y aún no dispongo de agua ni de partener a mano).
Detalles aparte, da gusto encontrarse gente así por el mundo (pocos quedan).
Hoy me ha llamado para decirme que había estado allí esta mañana y entraba un sol espléndido (por lo que deduzco que yo tengo llaves...pero el también y sigue haciendo uso de ellas). El motivo de su visita a lo que de momento parece ser “nuestro piso”, fue que, hablando anoche con B (a B no tengo el gusto de conocerla), idearon la forma de colocar mis libros y enseres, así que esta mañana fue a verlo “in situ”. De paso, ya sabe donde puedo colocar el piano, la mesa de ordenador, mi colección de bolas de nieve… (Y no le he querido preguntar dónde poner mi ropa interior porque me parecía muy íntimo).
También quería informarme que ha enseñado el piso contiguo, también de el y a la venta, a una pareja encantadora de Palencia que cree que me podrían caer bien (porque claro, a una mujer sola y tan maja no se la puede meter de vecino a cualquiera), aunque lo ideal sería que se le vendiese yo y así haría yo la criba, por lo que ha tenido la feliz idea de dejarme un juego de llaves en la cocina y así le puedo mostrar a mi antojo.
Cuando le he dicho que bajo ningún concepto quería las llaves del otro piso, que ni tan siquiera debía haberme dejado las llaves del mío antes de escriturar puesto que no me conoce de nada y que le agradezco su interés y el de B, pero que ya idearé yo cómo colocar MIS cosas en MI casa, su respuesta ha sido: “ Tranquila M, que yo lo hago encantado, que eres tu mu’ maja”
Y es que, hay veces, que no se puede luchar contra los elementos…
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