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Lo más complicado hoy en día de una mudanza es el encontrar cajas de cartón donde ir guardando todos los trastos acumulados durante unos cuantos años.
Con esto del reciclaje, todos los cartones han desaparecido de la faz de la tierra.
Claro, que siempre nos quedará google para un apuro. Y en el podrás encontrar una empresa en la que te ofrecen kits de mudanza con nombres exóticos como: “Kit single” (para solteros con pocos enseres), “Kit Diógenes” (para viviendas de 3 habitaciones y muuuuchos enseres), “Kit artista” (con cajas especiales para cuadros y obras de arte)….
En todos ellos, de regalo, varios metros de papel de burbujitas y una maquinita de esas para pegar la cinta de embalaje (muy divertida y algo peligrosa, que ya me he auto embalado con ella mi dedo meñique el cual ha quedado algo maltrecho).
Una vez conseguido el Kit, el siguiente paso es pedir presupuestos para el traslado.
De entrada, una se supone que es una tarea sencilla, no te vas a llevar ningún mueble.
Pero, como me decía hoy el de una empresa de mudanzas: “Señora, para que luego digan que el saber no ocupa lugar”.
Y si, ocupa lugar y tiene un coste económico. Porque el mover cerca de 700 libros y un piano tiene un coste adicional, y ya es demasiado tarde para no haber leído tanto o haber tocado las maracas en lugar del piano.