Para mayor facilidad

31 agosto 2008

-130-

Dice que conmigo no hay quien se entere.
Ser capaz de decir, ah, bueno, le pasa esto o lo otro. Imposible.
Le despisto porque lloro y, al rato, me voy de copas, y al rato me tapo la cabeza con el edredón.
Quiero tirar toda mi vida por la borda y, en dos minutos, hago planes para los próximos cien años.
No digo ni palabra pero quiero que entienda lo que siento, lo que pienso y lo que me atormenta y actúe en consecuencia pero....no se entera.
No me tapa si siento frío ni me abanica si me da un sofocón.
No me llama por teléfono aunque me siente a esperar delante del aparato con gesto compungido, y me llama cuando el ring ring me resulta odioso.
Pues a mí me parece que es su obligación adivinar mis deseos cuando aún son incipientes.
Y besarme si estoy a punto de morir o dar un paso atrás si necesito espacio para hacer alguna contorsión.
Yo no tengo la culpa si perdió el librito de instrucciones cuando irrumpí en su vida.
¡Que lo busque, joder!

No hay comentarios: