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Haré una descripción, que tiene, sin duda, un marco de intenciones.

Al fin y al cabo es un punto de vista. El mío.

Sólo comentaré algunos rasgos. Si podéis haceros una idea, bien, si no, es igual.

No vais a resolver mucho con esto, yo tampoco.

Puedo hablar de su mano, la veo agitarse, a contraluz, diciendo adiós como los niños.

Puedo hablar de sus ojos, como alternativas, te quedas con uno o con otro, el que me mira, el que no lo hace. Me quedé con la segunda opción.

Puedo hablar de la línea que baja de su ombligo. La quise recorrer y él la borró como se borran las huellas de un delito.

Puedo hablar de su hombro, redondo, donde buscaba un sitio, un acomodo. Allí me clavé un hueso astillado que me hizo la herida que tanto tardó en curar.

Puedo hablar de su pelo. De la parte de atrás de su cabeza... Al alejarse.