Para mayor facilidad

28 julio 2008

Eugenio Recuenco

Ya estaba tumbada dentro de la caja.
Me habían vendado los ojos.
Esperaba sentir los rigurosos dientes de la sierra
arañando mi vientre en cualquier momento.
Podía imaginar la respiración contenida del público.
Fui la mujer partida por la mitad...
... y no me dolió nada.


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