Dime si no es contradictorio...Si yo vuelo, me llamas a la prudencia, tiras de mis coletas, me haces despabilar.
Voy un día y me digo, está bien, está bien, controlemos todo esto, veamos los perfiles, el marco referencial, evitemos los desbordamientos, que tú eres muy dada, eme. Deja de imaginar eternidades. Modifica un poquito esa conducta absurda de ir armada sin miedo, no seas insensata.
Vale, lo pienso, quizás en el momento en el que más me he visto al borde del sí definitivo. Intento colocarme en terreno más firme, como tú me pedías.
Y reflexiono: Todo se termina, las cosas no son como queremos, no podemos ver tan sólo lo que nos acaricia...
Está bien, cedo. Ni siquiera me paso. No es que, de pronto, imagine tan sólo liquidación y cierre, no me echo a llorar, no dibujo horizontes marchitos. Tan sólo digo, pienso, quizá te guste más un toque de lucidez en mi peinado, alguna certeza que colgarme en el cuello.
Ja! Pues no. En cuanto descubres ese atisbo de juicio por mi escote, me atas por los pies a tu cometa, me agitas y me lanzas al aire.
Evitas cualquier roce de mi sombra en la tierra.
1 comentario:
Ummm... esta debe ser la distancia perfecta a juzgar por los resultados. ;))))
Me encanta esa tendencia tuya de llevar el discurso por donde la lógica no puede pasar. Así la lógica se queda encajadita en la estrechez y el discurso gana la partida.
Magnífico.
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