
sonríe como uno de esos relámpagos
que anteriormente enciende el cielo
barniza con un estremecimiento fluorescente la noche.
La preciosa chica del colacao
en la barra del bar un viernes
cuando son ya casi las dos sonríe
aunque el frío y sus dedos entorno a la taza
son delgados como caricias que se desperezan.
Afuera comienza a lloviznar.
Tal vez nieve.
Sin duda con este frío lo que más apetece es
tomarse un colacao bien caliente.
2 comentarios:
¡qué sorpresa tan agradable! revolviendo por el internet voy y me encuentro con un poemilla que me resulta familiar.... Muchas gracias por incluir estos versitos en tu interesante blog. Permíteme una duda,¿cómo llegaste hasta el poema?
Lo dicho,gracias y un cordial saludo.
Héctor Pérez Iglesias
Pues fueron unos versos regalo de un amigo que sabe que desayuno cola-cao en los días que estoy relajada.
Realmente la gran sorpresa ha sido mia al haber llegado hasta mi el autor de ellos.
Un saludo y un beso.
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