
El hijo de una amiga, esquizofrénico, en pleno brote sicótico, asestó siete puñaladas a su perro (y por suerte la madre escuchó los lamentos del animal a tiempo de salvarse ella).
Entre 2 unidades policiales y la ambulancia especial de psiquiatría (compuesta por 4 guinchos como armarios de grandes), no podían reducirle, hasta que le clavaron tipo banderilla, una inyección para dormir elefantes. Mientras estaba con el en una sala vigilada del hospital (maniatado porque a la psiquiatra le daba miedo), me comentaba que oía voces, pero que eso no se lo podía contar al psiquiatra porque le encerraría.
Tan pronto lloraba por su perro muerto, como me llamaba hija de puta y decía que al perro le mató porque era suyo, asegurándome que la siguiente sería su madre.
Ni que hablar del ambientillo que se respiraba en esa sala custodiada por dos guardias de seguridad. Desde la chica rubia, que algún día debió ser una belleza, con las muñecas y las piernas vendadas, mientras comentaba que no recordaba si se lo había hecho ella o no, a una cría con una tremenda cicatriz en el estomago que gritaba a la enfermera:- dile a ese que no me mire, que le rajo.
He pasado por todos los estados: pena, miedo, impotencia, indignación, cabreo…
Señores y señoras:
Por lo visto sólo es un brote sicótico, con lo cual en cuanto consigan espabilarle de todo lo que le han metido en el cuerpo para que no les diese la lata… a casita con su madre y el perro que aún les queda vivo.
Por lo visto, mientras que no le podían reducir entre ocho personas especializadas en ello y una buena dosis de tranquilizantes en el cuerpo, su madre, que apenas pesa ya 50 kilos, y sin pastillas para darle, porque generan adicción, si podrá hacerse cargo de el en casa.
Por lo visto, mientras en el hospital le tienen atado a una camilla por motivos de seguridad, en cuanto se libren de el, puede andar suelto por la calle.
Por lo visto, el problema no era, como nos dijeron en el brote sicótico anterior, que debía cometer delito de sangre para ingresarlo. Tenían que haber especificado que el requisito era ser sangre humana (la de perro no puntúa).
Por lo visto, el que tengan un historial de 7 intentos de sucicidio y otros tantos ingresos, que el mismo les diga que hay veces que se le pasa por la cabeza el matar a su madre,no es suficiente conocimiento para ellos como para evaluar si es una persona en estado de ser ingresada.
Lo que no entiendo es el porqué se enfadó la supermegapsiquiatra cuando la pregunté si había algún instrumento o artilugio, tipo sirena o lucecitas rojas, para conectar al niño en cuestión en los huevos y que avisase cuando le iba a dar el próximo brote sicótico, ya que asistir al entierro de su madre, en verano y de negro, con estos calores africanos, se me ponía un pelin cuesta arriba. Tengan cuidado señores y señoras, ese aparatito que yo solicitaba aún no esixte, y quien sabe si el que espera a su lado en la cola del pan o el del asiento del autobus es uno de ellos y....Zass!!
Es muy triste ver a una mujer, sentada en el suelo de un hospital, diciendo que la suerte ya está echada y solo es cuestión de tiempo. Ver a una mujer que ya se ha rendido y que con una sonrisa en la boca te dice:- eme, hazme un favor. Cuando esto acabe ponte guapa y ve a un programa de esos de la televisión a contarlo, a decir que ya sabias lo que iba a pasar...Tu sabrás cómo hacerlo, que cuentas muy bien las cosas.
Hoy, a las 11.30 am le han dado el alta. Ante la negativa de su madre a llevárselo sin que firmasen los señores psicólogos un papel haciéndose responsables de dicha alta y las consecuencias que pudiera acarrear posteriormente, cuatro guardias de seguridad les han puesto de patitas en la calle. Yo aquí termino la historia. Espero que el resto no tengáis que leerlo en las páginas de sucesos.
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