Para mayor facilidad

08 junio 2008

-89-

Está acechando, como un ave de presa. Esperando un descuido por mi parte.
Vuelve esa tristeza absurda que de vez en cuando me consume sin encontrarla ni sentido ni lógica.
Lo peor es que la veo venir. Intenta esconderse en falsas sonrisas, detrás de las esquinas, pero intuyo sus ojos, brillan en la oscuridad. Y esos ojos intentan eclipsar la luz de los farolillos que encendí un día que estaba de buenas.
La veo venir. Y ésta vez viene con fuerza, arrastra malas hierbas, pero también las buenas,llevándose los cimientos que tanto me había costado construir.
Veo como se acerca, se pone la máscara de “tranquila, esta vez no voy a doler”, y no me fío. La tristeza es la tristeza, siempre duele, aunque venga con su disfraz de carnaval. De hecho empezó a doler desde que la ví asomarse la primera vez.
Pero esta vez no la tengo miedo. Ni me muevo. La espero aquí, sentada. Al fin y al cabo, lo máximo que puede hacer es destrozarme, y para eso ya llega un poquito tarde, ya tengo a buen recaudo los pasos a seguir para la reconstrucción, me los se de memoria.
Lo que me extraña es que ésta tristeza no lleva un nombre...es lo único que me alegra.

2 comentarios:

Paloma dijo...

Será la madurez? Eso me dicen muchas veces cuando la tristeza, esa tristeza, me devora el alma aunque ría.

Debe ser ése el tributo a pagar por la inocencia perdida.

Un beso y un abrazo fuerte, fuerte, mi ababoll_icao.

Xocas dijo...

A veces creo que la tristeza y el tiempo viven bajo el mismo techo. Y se disfrazan la una del otro según conviene, por aquello de aliviar la dolorosa rutina.
Estaría mejor poderle poner un nombre. Y sobre ese nombre arrojar todo cuanto estuviera a mano hasta llegar a tenerle pena al pobrecito nombre...

Qué será que duele más lo que no puede entenderse...

Eps !! Que no se instale !!

Bicos