… se filtraba sabiduría y elegancia sobre la estancia,
allí estaba ella, ausente, natural,
jugueteando perezosa con su pie
sin darse de cuanta admiración era capaz de provocar en cada movimiento,
en cada vocablo…
él, ser consciente, permanecía embelesado, esperando cada movimiento de ella.
Lo ha seducido sin hablarle de sexo, sin quitarse la ropa y olvidando el amor…
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