Coco

Sábete una señora.
Aquí estoy de nuevo, retomando mis sentires y mis decires.....
Aún olfateo a la cabrona que al final final, solo se esta relamiendo el colmillo porque sabe que la presa ya está atrapada.
¿Sabes algo? Jajaja… No, no lo puedes saber, tal vez lo intuyas.
Mucha parte de mi vive por ti.

----------------- ¡Ojo! No dependo-----------------

Pero el saberte y el olerte, aun a 40.000 km de distancia, afina más mis sensaciones.
Y solo quiero, espero, y te cae si no lo has sentido, que eres un icono.
Y me importa madres si así lo ves tu o no, para mi lo eres .
Y al final final de donde transito…que cabrona vieja has sido para mi.
Jamás has dejado de contestar mis llamadas donde estés. Gracias...
Y siempre has sido cálida en tu hablar y tu manera de manifestarte.
Y has aceptado a un trashumante como yo.
A veces sueño y creo mi escenografía, y en esos mis sueños, muchas veces eres una esclava en venta en uno de esos mercados perdidos de Samarcanda...
Te veo y te valoro al peso. Y te compro al bulto.
Entonces eres mía dentro de tres dromedarios, cuatro asnos y unos canguros, sin olvidar seis negros marroquíes, que solo der ver el lustre de tu piel, se enchinan de ganas.
Ahí estas. Eres mía. Papeles legales lo aseguran.
Y carajo… ¿cómo te domo?
Esta es una historia de entregas semanarias.
Si le interesa saber del segundo capítulo en titulado “LA VOLUMPUOSA CONTRA LAS ANSIAS”, solo dime: “lo quiero”
tu mejor loco.
Yo