
Así que hoy decidí acercarme a un par de concesionaros a elegir vehículo, para después transmitírselo a mi señor rural y el se dedicase al trabajo sucio, es decir, buscar el mejor precio e informarme si el coche premiado con mi buen gusto sube cuestas.
Al entra al primer concesionario y dirigirme al personal de turno me llevé una gran sorpresa, era un viejo conocido. Se trataba de F, compañero en mis años mozos de las mayores juergas que uno se puede tirar. Le recodaba con su melenita de rizos (ahora está calvo…claro que yo también tengo canas y 20 kilos más) y creo que hoy ha sido la primera vez que le he visto en condiciones "normales".
Tan serio estaba el, que me daba apuro recordarle la vez que unas fiestas de verano en un pueblo, compramos todas las trompetas de plástico que vendían en los puestos de los feriantes, e íbamos regalándolas a todo aquel que pasaba con la condición de que viniesen con nosotros tocando la trompetilla por todo el lugar….
Cosas de la vida….F, ahora es el señor F (supongo que yo también soy ahora la señora Eme) y dueño de casi todos los concesionarios de mi ciudad, así que de su mano he estado un par de horitas paseando de una marca a otra en busca del cuatro ruedas.
Pasa la vida….pasa el tiempo… y ahora nuestros hijos tienen la edad que nosotros teníamos (y por suerte son más formales de lo que nosotros éramos).
1 comentario:
Alguien tenía que darse cuenta de una vez que eso de ir por la vida con el cuenta aquel de que "nosotros éramos mucho más responsables" es una completa gilipollez.
Ya en los tiempos de Platón decían aquello de "que vergüenza esta juventad".
Por cierto, tienes más suerte que aquel que le tocó la lotería y no jugaba... ;))
Recuerdos al (pobre) Jes.
Rebicos.
Publicar un comentario