
Lo malo de convertir"cosas" en señas de identidad es que cuando se estropean, y hay que reemplazarlas, parece que parte de una misma muere con ellas.
Como resultado, en cada vertedero o cementerio de hojalata, en los containers y las papeleras...hay algo nuestro.
Quizá algún día me encuentre, me recicle, y me vuelva a utilizar como camisón.
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