
Un personaje del género masculino, que se ve que mi rodilla le pillaba en una buena situación, se ha estado sobeteando con ella…
Y claro, ni soy ya adolescente, ni me ha pillado de muy buen talante (léase mi blog anterior).
Primero intenté que se percatase de que yo no estaba en el limbo y sabía cómo estaba haciendo su viaje más ameno, moviendo mi rodilla y mirándole con cara perro, pero se ve que dichos movimientos producían el efecto contrario al deseado y más se pegaba a ella.
Dado que la sutileza y diplomacia no servían de nada, dirigiéndome a el le dije:
“Disculpe, que se divierta con mi rodilla a mi me la suda, pero como me manche el pantalón…se puede dar por muerto”
Y es que, en esta vida, a una no la dejan ser amable…
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