Para mayor facilidad

10 agosto 2008

-112-

Llevo una semana de confesiones.
Secretos, dudas, problemas, amores y desamores de los que me han hecho participe. No es la primera vez que me ocurre, ni será la última, y generalmente es puntual, empieza y acaba en ese lapsus de tiempo. Muchas veces efímero, pero nunca deja de sorprenderme.
Te cruzas, te entremezclas, vas tejiendo hilos entre numerosas personas. Un comentario por ahí, un intercambio de palabras intranscendentes por allá, un par de risas, alguna broma o algún “buenas noches”….
Y de pronto un día cualquiera, no menos inocuo que muchos de los anteriores, te abren el corazón de par en par.
Y te preguntas: ¿Por qué ahora? ¿Por qué a mí si en realidad yo no soy nadie? Quizá precisamente por eso, porque no eres nadie y entonces es como hablar con uno mismo… no traspasa más allá.
Pero estas segura que habrá muchos más nadies en su lista. ¿Por qué tu? La explicación más lógica es pensar estabas en el lugar oportuno(o inoportuno) en el momento adecuado(o inadecuado), según se mire.
Aún así, no puedes impedir sentir una cierta responsabilidad y mucho respeto. Respeto por quien de pronto pone su alma en tus manos. Responsabilidad por lo que espera de ti al hacerlo. Y una, que es muy directa y peca de crudeza, siempre se queda con un extraño sabor de boca….

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Esta casa se llenará de gente ,hasta que te devuelvan tu cuenta. ¿Habra sitio para todos?

Juan, que este trasto no me deja dejar mi nombre.

ababoll dijo...

jajajajajajaja.
Mi querido padre putativo.
Me has hecho reir.
Un beso,
m

Elvis dijo...

Es difícil explicar porqué decidimos abrirnos a una persona en concreto. No basta con que estés en el momento oportuno o inoportuno, en el sitio adecuado, además hay que inspirar confianza a esa otra persona, y eso no todo el mundo puede hacerlo...
Saludos cordiales.