Para mayor facilidad

08 junio 2008

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Hoy en el autobús me centré en los hábitos de lectura de la gente de a pié.
A mi derecha, una mujer de algún país de América del sur.
Titulo: Luzca estupenda, sientase bella (os juro que no es broma, que lo leí dos veces por si me había confundido). Me atreví a leer unas líneas; “Adoro a mi cuerpo. Yo le sustento y el me sustenta a mi, así que debo amarle…” (Yo personalmente adoro más el cuerpo de algún otro de cuyo nombre no quiero acordarme…)
En el asiento contiguo, un hombre de taitantos años con gafitas.
No acerté a leer el título del libro, pero echándole un vistazo, parecía la biografía de algún músico, eso si, en inglés (lectura ideal en noches de insomnio)
Al otro lado, una mujer con la cabeza muy sumergida en el libro.
Titulo: La princesa de hielo. Me bajé del autobús justo cuando el hombre con unas pestañas tan grandes, que si no fuese por sus músculos y sus facciones duras, le haría muy femenino, besaba en la mano a una tal Erika, la cual en ese momento sintió un escalofrío que la recorrió toda la piel haciendo que retirase la mano bruscamente asustada por esas nuevas sensaciones que el hombre la provocaba.
Una pregunta: ¿Soy yo la rara?

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