
Como una mantis capaz de despedazar, y al tiempo retraerse y amparar los huevos de sus crías.
Otras veces sin embargo se te escapa el sueño y tu prosa es indefensa, abierta.
Y no son rendijas, sino ventanas, tus verbos no golpean siquiera, flotan en las líneas…
Creemos que usamos las palabras, pero las palabras nos usan a nosotros.
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