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Hoy tocaba mi comida semanal con un buen amigo (Amigo internauta).En una de las mesas del fondo del restaurante me encontré con una cara conocida que me costó ubicar en el espacio-tiempo de mi vida. Mientras trataba de desempolvarla de mi baúl de los recuerdos, la observaba. Estaba comiendo con un hombre, con el cual no cruzó una sola palabra ni una sola mirada durante todo el tiempo que estuvimos allí. Siempre me ha llamado la atención en los restaurantes las parejas, que si no fuera porque solo uno de los dos paga la cuenta, se podría decir que les sentaron juntos por pura casualidad. A los postres conseguí “etiquetarla”. La chica más conocida de mi época colegial, a la que todos, mayores y pequeños, llamábamos “la rubia” o “la millonetis” (todo porque el chofer venía a buscarla en los recreos para que fuese a cambiarse de ropa). Y como suele suceder en las ciudades pequeñas donde uno se mueve en círculos reducidos, las historias se entrelazan. Y recordé que hace unos cuatro años estuve saliendo con un ex -novio suyo, el cual no me duró mucho porque nunca me ha gustado ejercer de “florero”. Mientras todos estos pensamientos pululaban libremente por mi mente, la conversación con mi amigo netlogero tomaba otros derroteros. Como resultado, el hermano de una de mis mejores amigas es un gran amigo suyo _ a veces me asusta lo pequeño que es el mundo, incluso el internauta_. En fin, seguro que cuando mi amigo lea este blog resultará que el observaba la misma mesa porque el primo del sobrino de la amiga de su hermana era el que comía con ella en silencio…..