
Mi madre sufre una de las enfermedades más crueles que hay, te mata en vida al anular tu mente. El truco está en tomárselo con calma y sentido del humor…
- Niña, tu te llevas muy bien con P, ¿no?
- Me llevo bien, si.
- ¿Y no volverías con el?
- Jajaja (risa espontánea). No mama.
- ¿Y porque?
- Porque ya no estoy enamorada.
- Ayss niña, pero vivirías más tranquila.
- No mama, vivirías más tranquila tú.
- Si P no es mal chico.
- No, no es mal chico, pero es un poco golfo.
- Si, es verdad. El pobre…
- ¿El pobre?
- Si niña, porque eso tiene que ser una enfermedad.
- ¿¿¿¿¿Queeeeee????
- Yo creo que por eso comía tanto. Porque mira que comía, ¿eh? Hay que tener mucha fortaleza para eso niña. Tenerte atendida a ti y a las demás. Porque… ¿A ti te tenía atendida, no?
- Si, era muy “atento” el.
- Es verdad niña, atento si que era. Pero fíjate tú el tener para tantas. Y es que eso lo da la sangre. Y el que nace así, pues es como es. El caso es que no se le nota. Quién lo diría…
- Si, así es la vida. Lástima que la gente no lleve instrucciones avisando de sus contraindicaciones.
- La vida no avisa. Mira tu pobre padre. Que murió dos veces.
- No mama, papa no murió dos veces.
- Es verdad niña. ¿Me explicas otra vez como fue?
- Si, yo te lo explico….
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