-24-
Ayer, reorganizando mi librería – al menos intentándolo- cayeron al suelo unas viejas fotos que en su día debí extirpar de sus marcos - y de paso de mi vida- y archivar entre las páginas de un libro cualquiera que dormía en una estantería. Viejas fotos que me recordaron todas las personas que llegué a ser, y me di cuenta de que aquello que suelo defender como lo esencial de mi persona es meramente idealista, mutable. Las fotos me miraban tanto como yo a ellas, pero yo era la extraña, yo era la que dejo de ser en ese papel impreso. Desde esas instantáneas de mi vida, es desde donde puedo ver las viejas posturas tuyas, las empolvadas sonrisas mías, tus principios carcomiéndose y mis sueños agrietándose, volviéndose hollín. Creo que nuestros orgullos nunca fueron más estúpidos que entonces, aunque ya carece de importancia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario