Para mayor facilidad

20 diciembre 2012

-506-

Pudiendo haber dicho tantas cosas:
buenas, malas, inútiles, grandes, inolvidables, hirientes…
preferiste no decir nada.
Nada. Preferiste callar.
Y acallar ...
Le miraste con la mirada de lo que sabes ya perdido.
Perdido... tal vez él.
Perdida la oportunidad también.
¿Oportunidad de qué?. No lo sabes.
Lo que fuera que hubiera podido ser, no será.
Te has cerrado tantas veces esa puerta,
que cuando se vuelve a abrir,
más que alegrarte, te asombra.
Y en la sombra esta él, como siempre.
No sabes lo que quieres de él.
Giras. Lo miras. Le hablas. Le ríes. Le encantas.
Y cantas la misma canción.
Piensa lo que haces. Piensa como actúas.
Toma el aire. Vuela...
Por un momento, no pienses despierta
y sueña las cosas que pueden ser
… si decides.
Si te dedicas a hacer.
Si dejas de actuar.
Echa la vista atrás.
Y piensas, entonces, que le haces daño.
Que tu presencia lo mata.
Y tararea la canción.
Silencio. Razón.
Piensas que tú lo volviste miedo, dependencia, desconcierto.
El llanto al verlo te gana.
Te pierde.Él te pierde. Ya te perdió.
Porque no es lo que tú querías.
Ya no.
Es una mentira. Es una sombra.
Él es la sombra, donde pensabas estaría escondido.
Una vez, hace muchas tempestades, él fue algo más.
Tuvo luz.
Ahora es un reflejo de lo que puede tomar de ti. Para ti.
No sabe ser si no es así.
No se imagina si no es aquí. Así.
Recluido. Sombrío.
Dueño de tu decepción.
Mientras, tu pierdes la vista, y flotas, otra vez,
con esa canción.

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