A falta de laudes y dulzainas,
de plazas de armas
o corrales de comedias,
sírvase esta vaina
toda entera,
que no a medias,
en huérfana voz
de este charlatán cuentacuentos,
que todo feliz y contento,
ofrece hoy a su clientela,
sin más fin que el de pasar el rato,
y dicho sea de paso,
el de cumplir un trato.
No,señores míos y mías damas,
no vengo ni bardo ni rapsoda,
no traigo ni cruzadas victoriosas
ni derrotas de huestes sarracenas,
pues no contaré hoy más cosa
que no sucediera ayer
más o menos a esa hora
bien llamada de la cena.
Andaba yo en habitual asunto,
ese de merodear netloguianos lares,
unos por conocidos,
otros por originales,
para acabar donde Doña Eme,
que válgame Dios,
originalidad y conocimiento
reúne en su conjunto.
Y es que Doña Eme,
a quien gran respeto y cariño proceso,
tiene,entre otras,virtud de escribir,
las más en prosa
las raras en verso,
y yo,por su mérito,
el vicio de leerlo.
Y en esas que me veo,
y toda vez hecho lo propio
con su última creación,
tuve a bien comentarlo,
esto no por vicio,
sino por mera vocación,
recibiendo respuesta temprana
a mi citada mención.
Y es entonces que discrepamos,
( ahí está la gracia, ¡vive Dios! )
pues si bien,yo digo que en su mayoría
la realidad peca de malvada,
Doña Eme,
siempre tan correcta y educada,
defiende distinta teoría,
ni más ni menos
que la de la realidad esperanzadora.
“Demuestremelo”,le pido,
“y si de tiempo dispone ahora,
encuéntreme en algún diario
lo que niegue aquello que digo”.
Y es que cualquiera que se preste,
o al menos eso pienso,
viendo como anda nuestro presente,
difícil,por casi imposible tiene,
hallar noticias halagüeñas
en cualquiera que sea el noticiario.
“¿Qué apuesta usted?”
me suelta retadora,
y yo,convencido de mi discurso,
no pude más que recoger el guante,
proponiendo para apuesta
unas lineas con dedicatoria
de aquel que pierda el pulso.
“¡Trato hecho!”
contesta Doña Eme,
con lo cual,ella buscadora...
y yo,expectante.
Acabáronse pocos minutos,
yo propuse cinco,
Doña Eme se tomó diez,
para tras ellos hacerme llegar
las buenas nuevas
que yo procedí a leer.
Unas hablaban de avances milagrosos,
otras de benditas intenciones,
se hablaba de atunes rojos,
de ciertas bombas y sus prohibiciones,
y como no,
de libertades contra dictadores.
Buenas noticias todas son,
sin duda alguna,
pero sólo me queda la pena,
que a Doña Eme le hice saber,
que todas me suenan,una tras una,
a meros brindis al sol,
por tanto,no quedo para nada convencido.
Pero una apuesta es una apuesta,
y uno,que sabe “perder”,
acepta gustoso el cometido.
Prueba de ello sean estas rimbombantes letras,
que con el citado arriba cariño
a Doña Eme dedico
esperando sean de su agrado y merecer.
Doña Eme,sabe usted cuánto la aprecio
y aun más cuánto la respeto,
y que gente como usted,
por su clase y saber hacer
a mi lado siempre quiero,
pero como ya le dije ayer
más me habría convencido
de haberme citado
que van líderes los colchoneros.
de plazas de armas
o corrales de comedias,
sírvase esta vaina
toda entera,
que no a medias,
en huérfana voz
de este charlatán cuentacuentos,
que todo feliz y contento,
ofrece hoy a su clientela,
sin más fin que el de pasar el rato,
y dicho sea de paso,
el de cumplir un trato.
No,señores míos y mías damas,
no vengo ni bardo ni rapsoda,
no traigo ni cruzadas victoriosas
ni derrotas de huestes sarracenas,
pues no contaré hoy más cosa
que no sucediera ayer
más o menos a esa hora
bien llamada de la cena.
Andaba yo en habitual asunto,
ese de merodear netloguianos lares,
unos por conocidos,
otros por originales,
para acabar donde Doña Eme,
que válgame Dios,
originalidad y conocimiento
reúne en su conjunto.
Y es que Doña Eme,
a quien gran respeto y cariño proceso,
tiene,entre otras,virtud de escribir,
las más en prosa
las raras en verso,
y yo,por su mérito,
el vicio de leerlo.
Y en esas que me veo,
y toda vez hecho lo propio
con su última creación,
tuve a bien comentarlo,
esto no por vicio,
sino por mera vocación,
recibiendo respuesta temprana
a mi citada mención.
Y es entonces que discrepamos,
( ahí está la gracia, ¡vive Dios! )
pues si bien,yo digo que en su mayoría
la realidad peca de malvada,
Doña Eme,
siempre tan correcta y educada,
defiende distinta teoría,
ni más ni menos
que la de la realidad esperanzadora.
“Demuestremelo”,le pido,
“y si de tiempo dispone ahora,
encuéntreme en algún diario
lo que niegue aquello que digo”.
Y es que cualquiera que se preste,
o al menos eso pienso,
viendo como anda nuestro presente,
difícil,por casi imposible tiene,
hallar noticias halagüeñas
en cualquiera que sea el noticiario.
“¿Qué apuesta usted?”
me suelta retadora,
y yo,convencido de mi discurso,
no pude más que recoger el guante,
proponiendo para apuesta
unas lineas con dedicatoria
de aquel que pierda el pulso.
“¡Trato hecho!”
contesta Doña Eme,
con lo cual,ella buscadora...
y yo,expectante.
Acabáronse pocos minutos,
yo propuse cinco,
Doña Eme se tomó diez,
para tras ellos hacerme llegar
las buenas nuevas
que yo procedí a leer.
Unas hablaban de avances milagrosos,
otras de benditas intenciones,
se hablaba de atunes rojos,
de ciertas bombas y sus prohibiciones,
y como no,
de libertades contra dictadores.
Buenas noticias todas son,
sin duda alguna,
pero sólo me queda la pena,
que a Doña Eme le hice saber,
que todas me suenan,una tras una,
a meros brindis al sol,
por tanto,no quedo para nada convencido.
Pero una apuesta es una apuesta,
y uno,que sabe “perder”,
acepta gustoso el cometido.
Prueba de ello sean estas rimbombantes letras,
que con el citado arriba cariño
a Doña Eme dedico
esperando sean de su agrado y merecer.
Doña Eme,sabe usted cuánto la aprecio
y aun más cuánto la respeto,
y que gente como usted,
por su clase y saber hacer
a mi lado siempre quiero,
pero como ya le dije ayer
más me habría convencido
de haberme citado
que van líderes los colchoneros.
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