
Menos mal que tengo una estrategia perfectamente estudiada.
Si pasan a mi lado, disimulo silbando una melodía desafinada (no podía ser de otra manera), esperando que los acordes desentonados consigan alejarlos.
También me quedo muy quieta mirando hacia otro lado hasta que pasan de largo.
No sé cuándo comenzó el juego, ni si quiera escuché la cuenta atrás que indicaba su inicio, sólo sé que si uno de los recuerdos me encuentra, he perdido.
Así que, me escondo tras las gafas de sol, me oculto tras las farolas, me voy para volver diez segundos después, doy rodeos… no hago ruido.
Invento ocupaciones que me despisten, leo libros absorbentes, me tiro al suelo si vuelan y trepo si vienen a ras de suelo.
Porque si los recuerdos me descubren, seré yo la que tenga que buscar. Así es el juego, ¿no?
Shhhhh….ahí vienen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario