Para mayor facilidad

24 julio 2010

-414-

Siempre me ha gustado que me anestesiasen. Tras un profundo sueño reparador, no despierto con todos los efectos secundarios que conlleva, simplemente despierto como si me hubiese fumado todas las reservas de marihuana del planeta.
El otro día, tras la extirpación del alien azul de mi interior, estaba yo en mi plácido sueño, cuando una mujer vestida de verde comenzó a zarandearme.
-No me moleste por favor, que estoy teniendo un sueño muy chulo.
-Lo siento, tiene que ir despertando.

Y acto seguido me incorporó en la camilla donde estaba. Me encontraba en la sala de postoperatorio, acompañada de toda una serie de “durmientes” como yo. Me pareció el lugar ideal para comenzar con mis elucubraciones anestésicas en voz alta.
- Esto es algo que deberían hacer a toda la población al menos una vez al mes. Dormirnos. Porque no se si sabréis que el cerebro solo descansa tras un sueño muy profundo, y encima uno se despierta de lo más lúcido. Mirarme a mí lo lúcida que estoy. Si es que el problema de esta sociedad es que no dormimos, y así nos va.
Por cierto, esa de enfrente está dormida de lado. Seguro que también la habéis sacado el alien azul. AH!! Pero no ha sido tan buena como yo, aún la sobran bastantes kilitos, ¿no?...

En ese momento la enfermera decidió tomarme del brazo y llevarme de paseo (por lo visto yo era un elemento perturbador). Y paseo pa’ arriba, y paseo pa’ abajo, mientras yo continuaba explicándola mis teorías existencialistas
Después me abandonó en un box (diminuto y sin ventanas), diciéndome que me vistiese y esperase allí a que bajara mi acompañante a buscarme. Pasado lo que a mi me pareció una eternidad y no aparecer nadie, decidí continuar paseando por toda la zona de quirófanos. Al cabo de un buen rato me crucé con un celador que portaba a alguien en una camilla (supongo que dirección a algún quirófano pues el enfermo en cuestión no tenía muy buena cara y así se lo hice saber). El celador, supongo que un poco flipado al ver a una tía vestidita y con tacones medio tambaleándose por los quirófanos y analizando a los enfermos, me preguntó si me ocurría o necesitaba algo, a lo que yo respondí:
- No, gracias. Solo estoy dando un paseo.
Después de un buen rato, alguien vino a mi rescate echándome una buena reprimenda y diciéndome que debía estar quietecita en espera a que bajasen a buscarme.
-Verás, ha venido mi hija a acompañarme y la pobre hace dos días que no duerme, y deberías saber que el sueño es muy reparador, así que seguramente esté dormida en la sala de espera y no escuche que la estáis llamando. Yo creo que lo más adecuado es que suba yo a avisarla que tiene que bajar a buscarme, que yo se en donde está.
Por suerte, en ese momento apareció mi ex por allí, y la enfermera le hizo entrega del elemento perturbador (o perturbado), es decir, yo, mientras le comentaba:
- vigílela unas horas que la anestesia la ha hecho mucho efecto.
A lo que mi ex la contestó mientras nos íbamos:
-No se crea, en estado “normal” tampoco es muy diferente.

1 comentario:

Xocas dijo...

Drogotas, que eres una drogotas... ;)

Ah, y lo bien que me lo paso, qué?

Eso lo has dicho tú. Que te conosco.

Besucosssss