
se encontró escondida en un rincón.
Sonia, que siempre luchó contra viento y marea, descubrió que sólo se dejaba llevar.
Sonia, que cultivó para no recoger tempestades,
no pudo evitar que se la inundara el alma.
Sonia, que sopló y sopló con todas sus fuerzas, nunca consiguió echar abajo sus cimientos.
Sonia, que siempre buscó el calor,
amaneció en una cama helada.
Sonia, que siempre le creyó...
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