Un lugar que descubrí a través del blog de Miguel Sandin.
Quedan pocos libreros como Javier, de los de “vocación” y no obligación.
No me cabe duda que volveré, a alguna de sus tertulias o a degustar esas maravillosas galletas especialmente creadas para cada libro que se comenta.
¡Enhorabuena!
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