
El chófer del autobús escolar se bajó dejando encerrados a los alumnos con las narices pegadas a los cristales.
El cura dejo el sermón a medio terminar para desconcierto de sus seguidoras temerosas de no ganarse una plaza en el cielo.
El cajero del banco populachero cerró la ventanilla apresando las manos a la señora que diariamente sacaba, contaba y volvía a meter toda su fortuna.
Pero la gente de su lustroso pueblo natal, sorprendentemente (para ella), no se lanzaban bolas de nieve....
Se pegaban con las palas para recogerla.
2 comentarios:
Te conté lo del autobusero que nos dejó encerrados durante un atasco??
Puede que la nieve tenga un extraño efecto para la gente de tu lustroso pueblo y despierte lo peor de ellos. O ¿era un juego?
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