
Uno de tantos bienes que la iglesia posee tras haber sido donados generosamente por devotos feligreses, que en lugar de dejarselo a algún familiar o conocido necesitado, lo regala a las instituciones religiosas y que estas utiliza para llenar sus arcas.
El caso es que, tras tomar los datos y el precio de alquiler de la vivienda, la buena monjita comienza a exponerme sus requisitos:
-No desea alquilarlo a familias con más de un hijo, y si no tienen ninguno mejor. Los niños hacen mucho ruido y destrozan todo.
-No desea animales.
-No desea a inmigrantes." Los inmigrantes alquilas a uno y entran ochenta."
Llegado este punto y estando yo plenamente motivada tras la exposición del alma cristiana de la monjita en cuestión, comento:" Sor María. Que también hay familias de inmigrantes muy honradas, muy limpias y tan pagadoras como el que más".
A lo que ella me responde: "Quita, quita….que por la caridad entra la peste"
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