Para mayor facilidad

22 abril 2009

-294-

No sé por qué a veces lo hacíamos todo tan difícil, sólo sé que lo hacíamos. Un segundo de silencio daba lugar a mil historias inventadas que crecían y crecían y de repente estaban fuera de control. Historias que se magnificaban al tener que conformarnos con la ausencia de unos ojos que se miraran fijamente, de unas manos que respondieran, que acariciaran o que dijeran simplemente ¡basta!

A veces, sólo algunas veces, convertíamos la nada en una enorme bola que empujábamos desesperados cuesta abajo, arrasando todo lo que encontrábamos a nuestro paso. Una bola tan inmensa que aunque sólo fuera a veces,nos torturaba con saña.
Yo imaginaba, tú imaginabas, ambos imaginábamos lo que no veíamos, lo que no tocábamos, incluso lo que no oíamos para hacerlo real, tangible y a veces doloroso.

Y aunque sólo fuera a veces, cuando no había miradas, cuando casi no había ni palabras, lo sentíamos como si fuese siempre. Quizá por eso a veces eran tan importantes, a pesar de su poca importancia, de las nimiedades que los originaban, de la risa que nos daba luego al recordar un segundo nuestras palabras. De lo diferentes que se veían las cosas cuando teníamos esos momentos de contacto, cuando ni una mota de polvo hubiera cabido entre nosotros, a pesar que la realidad nos decía que cabía un mundo entero.

No sé por qué a veces lo hacíamos todo tan difícil, sólo sé que lo hacíamos. Sólo sé que un segundo de silencio daba lugar a mil historias inventadas y que me aterraba perder lo único que siempre tuve de ti, tus palabras. Y lo que nunca tuve, a ti mismo.

No hay comentarios: