
Pero si era cierto que tenía muchos lunares.
Nunca había tenido claro si la gustaban o no,
simplemente ahí estaban.
Sin más(ni menos).
Hasta la primera vez que él los vio todos,
y le pidió permiso para navegar por ella
y así poder cartografiar sus constelaciones.
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y dibujó los mapas todos que sus manos le permitieron; y exploró los valles todos que su paso pudo; y trepó a las más altas montañas... Aún sabiendo que aquellas tierras nunca serían del todo suyas.
Cuando llegó a la constelacion Okeika se detuvo y con el dedo indice fue marcando el camino zigzagueante de cada estrella, y con mimo y delicadeza las fué nombrando una a una, a la vez que las besaba ....
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