
En ese lugar, a esas horas, no habría nadie.
Un trocito de parque ideal para, después de todo el día, descalzarse y sentir la hierva bajo sus pies...
Al acercarse más, vio a una mujer vestida de azul.
- No se puede andar por el césped con zapatos. Dijo el con total seriedad.
- Que yo sepa, éste no es el Reino de Corazones. Contestó ella.
- No. Pero tal vez tú seas Alicia.
Casi por inercia, se quitó zapatos y comenzó a caminar por el césped.
Cuando sintió la tierra bajo el, sólo esperó que a ella le gustaran los soldaditos de plomo.
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