
Leyendo una noticia de prensa en la cual un hombre de bastante edad se había roto (o se la habían roto) deliberadamente la pierna con el fin de traficar con heroína en ella, me dio por pensar qué necesidades empujarían a un anciano a cometer tal acto.
Entonces recordé….
Ese día debía acompañar a mi madre al hospital. Un importante cliente de mi padre (y aspirante a gobernador) había sido operado y trasplantado un riñón. El motivo de la visita era entregarle el regalito de rigor y desear su pronta mejoría.
Al término de esta, mientras nos dirigíamos a casa, le comenté a mi madre mi extrañeza al encontrarle compartiendo habitación. Comenzó a reír: “- Niña, compartía la habitación con el hombre al que le ha comprado el riñón”. Yo no salía de mi asombro: “- Pero eso no es ético, y menos para alguien que pretende ostentar un cargo político”.
“¡Eme…despierta!” me increpó mi madre, “El cargo también le comprará”.
Esa misma tarde, comentaba con mi padre mi indignación y le preguntaba por ese hombre que había vendido su riñón al mejor postor y sus motivos. Era un empleado de una de las múltiples fábricas del susodicho enfermo.
Un montón de hijos y apenas dinero para alimentarlos a todos. Ese riñón aseguraba el futuro de su familia….
2 comentarios:
Nadie nos garantizó que la vida fuese hermosa. Sólo nos pusieron aquí con la esperanza de ensoñarla y mejorarla en todo lo que pudiésemos.
!Malditos!
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