
Ni el cigarrillo que apuraba con avidez, ni el café.
Sin embargo, reconocía que esas pequeñas cosas hacían un poco más pasable su encierro.
“Ayer te sorprendí mirándome.
Comprenderás que en mi estado eso significa mucho”
Y mientras apuraba el último sorbo ya frío (nunca conseguía mantener el calor hasta el final, nunca, en nada….), pensaba que quizá algún día, el leyese esto, Comprenderás que en mi estado eso significa mucho”
y se enojaría, y la regañaría… Todo por haber esperado tanto.
Y ella se disculparía diciéndole que aún no le había encontrado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario