Para mayor facilidad

16 diciembre 2008

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Las navidades nunca me han gustado, ni de pequeña. Lo mismo me pasaba con el Circo Quizá he sido una niña rara y eso se lleva adelante.
Es muy simple, Me deprimen. Y según avanzan los años, van faltando seres queridos que, irracionalmente, siguiendo un enlace absurdo de pensamientos, vienen a la memoria.
Miro por la ventana. Hay granizo en los tejados. Menuda época para viajar. Tendré que comprar unas cadenas, aunque no se por que. Con lo torpe que soy no seré capaz de ponerlas. La última vez que las usé iba a Madrid a buscar a mis padres por estas fechas.
Menudo caprichoso era mi padre. No podía coger el avión México-Santander. Era imprescindible comer un cordero en Aranda de Duero nada más pisar la madre patria. Siete horas de viaje para llegar al aeropuerto y desembarcar todo el avión menos ellos. “Ya me confundí de día”, pensé. No sería la primera vez que me pasaba. Tras varias llamadas a mis hermanas, comprobé que estaba en la fecha correcta. Bastante preocupada me dirigía a preguntar si habían viajado en ese vuelo, cuando veo a mi padre aparecer escoltado por dos guardias del aeropuerto. Inmediatamente pensé: “Algo le ha ocurrido a mi madre”.
-¿Qué ha pasado?, pregunté.
-¿Conoce a este hombre?, me preguntó el de seguridad.
-Si, es mi padre. Contesté intrigada.
-Pues haga el favor de hacerle entrar en razón, porque tenemos un avión detenido en pista por su causa.
-A mi nadie tiene que hacerme entrar en razón, contestó mi padre con el buen humor que le caracterizaba…
-¿Me puede explicar que ocurre? Le increpé al buen hombre.
Era bien simple. Las maletas habían sido directamente facturadas México-Santander, por lo que ya se encontraban en el avión correspondiente. Pero, mi padre se negaba a embarcar porque tenía que comer su cordero en Aranda, y ningún “chiquilicuatre” uniformado se lo iba a impedir. -¿Y dónde está mi madre? Pregunté.
- Se ha quedado ahí dentro. Contestó mi padre. - Ya sabes como es tu madre, siempre intentando arreglarlo todo.
- No va a embarcar. Le dije totalmente convencida al del aeropuerto.
- Señora, un avión no puede despegar con equipaje y sin pasajero.
- Pues ya pueden ir bajando el equipaje. Les aseguro que si dice que no embarca, no lo hará.
Ese día el avión Madrid- Santander despegó con hora y media de retraso y nosotros no pudimos disfrutar del cordero en Aranda, pues cuando llegamos allí eran las cinco de la tarde.
El inicio de mis navidades, durante muchos años, le marcaba un viaje a Madrid. Este año también será así, aunque por motivos diferentes.
Quizá en vez de cadenas compre esas que son de tela, tienen pinta de ser más fáciles de colocar. Que no se me olvide comprar el arnés para el coche de nata, paso de que me multen…..

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