
El astuto ladrón de ilusiones, mundialmente conocido y desesperadamente buscado,
volvió a atacar esta noche.
Se puede leer en la crónica local que su última víctima,
una joven en edad de merecer pero con una gran capacidad para perder ese precioso tiempo necesario para acumular ese botín tan preciado en sus bolsillos,
apareció haciendo equilibrismos sobre la barandilla de un puente que divide la población en dos.
La policía quiso saber si iba o venía cuando se perpetró el robo.
Ella no quiso saber nada.
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