
Son esas relaciones en las que intentas hacer obras y abrir el callejón para que haya mas espacio, pero por más que picas, el callejón ni se mueve.
Y es como si estuvieras continuamente en el purgatorio y de vez en cuando alguien dejara caer una gota de agua en tu boca.
Lo he intentado, he intentado que fueses todo lo que necesitaba, y al final, como diría mi abuela he salido escaldada, claro que también contestaría mi abuelo, por lo menos he salido...
¿Y que? Eso no es consuelo.
Pero es cierto que me he dado cuenta que no quiero parches que vayan tapando cada grieta que se va haciendo, por que al final, tanto parche, acaba estallando y nos acaba pillando seguro a ti y a mi.
Así que cambio la calle cortada por avenidas mas anchas, con más luz.
Una avenida de esas en la que en cada esquina descubres algo nuevo y hay muchos secretos esperando a ser descubiertos.
Abrazos escondidos entre los árboles, besos al final de la misma....
Y alguien cantando para mi, una de esas canciones que tanto me gustaría que me susurrasen al oído.
3 comentarios:
Es cierto. Hay relaciones así y solemos tener el defecto de caer en ellas, incluso después de decidir pasar a la avenida de al lado.
Suerte, niña.
El caso es descubrir. O al menos tener ganas de descubrir. Aunque entre tantos besos y abrazos se cuele alguna picadura, que tampoco es cosa de pedirlo todo. Bueno, de pedirlo, sí.... que te lo den ya es otra cosa.
Que te susurren al oído. Lo que sea.
Bicos!
¿Ampliando horizontes? No mires muy lejos esta vez.
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