
Se imaginó en una noche fría, frente a un buen fuego y una luz tenue. Recostada en almohadones con una suave melodía de fondo, solo interrumpida por su voz pausada y algo rota, el ulular del viento y el crepitar de las llamas.
Sus palabras generaban paz. Una paz ansiada por ambos que desterrase todas las sombras, al menos por esa noche. Nada existía. Ni sus vidas pasadas ni las que estaban por venir. En ese momento, lo único cierto, lo único real, eran sus palabras…..
No hay comentarios:
Publicar un comentario