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Dada mi cojera pronunciada y en vista de su no- mejoría, hoy decidí ir a un fisioterapeuta.
La cita era a las 4.00h. Lloviendo. Había llegado un poco antes y me disponía a encender un cigarrito, cuando un tío tipo hulke me dice:- “No, no lo enciendas”.
¿Ese es el fisio? Más bien parece un quebrantahuesos.
Pasamos a la consulta y le explico.- “Eso no está hinchado bonita, lo que sobresale es el tobillo que lo tienes desplazado” Me dice medio sonriendo.
“-¿Me está diciendo que he estado tres semanas arrastrando una maldita escayola por todos los autobuses de la ciudad para nada?”. -“Exacto” responde.-”Y ahora hay que colocarlo”.
Joer! Eso suena a que me va a doler mucho. Mientras escupo bilis por la boca contra toda la sanidad de España y parte del extranjero, me manda colocarme en una posición digna del kamasutra.
Segun me hace un daño de mil demonios y solo oigo crujir huesos me pregunta: “¿Asturiana?”. “-No, de aquí de toda la vida”. “-Pues tienes acento asturiano” continúa. (Con lo cual deduzco que enfadada y muerta de dolor soy capaz de hablar hasta bable). –“¿Me podría echar un vistazo a la espalda? Me suele doler mucho” (hay que amortizar lo que le voy a pagar). Después de la exploración emite su diagnóstico: -“Estás toda descolocada”. –“Vaya… ¿También físicamente?”. Tras una sonora carcajada me responde: -“Yo solo veo lo físico”.
Pié vendado, crema echada, diagnóstico realizado. Entonces comienza a darme una extraña receta consistente en romero, eneldo… (¿Querrá que le cocine?). No, al parecer es para el tobillo. Eso me recuerda a cuando iba con una chica que trabajaba en casa de mis padres en México, a los changarros. Su prima tenía un changarro en el vendía todo tipo de pócimas y ungüentos. Desde Toloache para atontar a los maridos y dominarles, pócimas de amor o cremas para el mayor placer sexual (algún día si me acuerdo contaré la experiencia con dichas cremitas).
¿Y me llamaban loca por haberme quitado la escayola con unas tijeras del pescado?
Ja, Ja y más Ja.